¡Qué no soy poesía nene! no seré tu canción nocturna ni tu último pensamiento. Seré la bruma que pasa en ese instante en que te olvides de lo que hacías, esa seré yo. Deja la cursilería para los que gustan de Neruda.
Déjame ahí esos óvalos, su colorida sensualidad me esta matando, me desgarran la voz y dejo que pase, que pase que pase.
Déjame ahí esa esencia, y quitame unos pesos de encima.
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