26 de febrero de 2011

Y es extraño volver a retomar estas líneas pasado tanto tiempo... como si fuesen siglos.
Era como encontrarse con el Aleph, la esencia tridimensional de las cosas, el espacio más allá del espacio, la palabra más compleja que la realmente dicha, y ahora, cuando veo que las cosas se cierran y se vuelven imperfectamente perfectas, logro percibir que la palabra no dicha aún puede consistir en el arma más poderosa y que las miradas, sí señores, esas miradas de costado pueden explotar en un montón de palabras, sensaciones, consejos y en ese vomito de ideas y de caricias y de golpes y de una negrura colorífica, podremos encontrar paz.

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